20081127

Reporte de concierto: Acid Mothers Temple & the Melting Paraiso U.F.O., Lyon FR durante la semana pasada


El nuevo corresponsal viajero H nos envia sus impresiones (y subjeciones) sobre el concierto de AMT y MJ en lyon, france.
Esperamos su siguiente columna sobre Lightning Bolt para cuando se baje de la nube del concierto de hoy.


H speaks:

"Déjenme contarles sobre el mejor concierto en el que he estado.

El olor invade el departamento ubicado en el Vieux Lyon, q como su nombre bien lo indica, corresponde a la parte antigua de la ciudad. Miro satisfecho el rosón de una iglesia gótica que probablemente está aquí muchos años antes que naciera el estado chileno, mientras pienso “las galletas deben estar listas”. Mantequilla de White Widow fue la encargada de brindarles la magia.

Cuatro me pareció suficiente.

Bajo las escaleras y tomo la bicicleta. Salgo pedaleando a enfrentarme a una sensacion termica de -4°C, el viento lacera la cara del ciclista que piensa “un caño de northern será el complemento perfecto”.

Entro a una sala que no alberga más de 200 personas y veo con inmensa absorción como se aposta una especie de semi-dios japones a vender los discos de una banda... De su banda.... De la banda de psicodelia japonesa. Para los que no esten familiarizados con Acid Mothers Temple & the Melting Paraiso U.F.O. , se trata de un colectivo fundado por el guitarristra Kawabata Makoto y su conformación más habitual se acompaña de Tsuyama Atsushi en bajo y voz, Higashi Hiroshi en guitarra, sintetizador y voz, y Shimura Koji en batería. Sin embargo existen al menos diez otras conformaciones que exploran otras aristas del ruido psicodélico y la improvisación musical.

AMT se acompaña de dos otras agrupaciones en este festival, la que abre es una banda de post-rock italiana. Me cuesta entender porque AMT gira con ellos, pero no me importa y acompaño mi cerveza con dos galletas mágicas de vainilla y chips de chocolate.

Al final del un tanto trillado postrock, las galletas hacen su entrada sutil pero segura, una volada corporal diria yo (tanto mejor... tanto mejor...). Me como las otras dos de nuevo acompañadas de una cerveza.

La segunda banda resulta muchisimo más interesante. Se trata de un dúo conformado por un hombre en las perillas de deliciosamente ruidosos aparatos electrónicos y un baterista que parecía tener la capacidad de crear música con el silencio, un silencio que arremetía ahuecando lo que tocase.

AMT sube al escenario y cuesta bastante para que los sonidistas ajusten sus aparatos, no por exhigencias de la banda, sino más bien por una inusual torpeza de los encargados de sonido.

Finalmente se rompe el silencio con un gutural y mesmerizante cántico.

Monsiuer, Madamme,
Mademoiselle et garcon,
La bienvennue pour Acid Mothers Temple.


Llevo el encendedor desde mi bolsillo hasta el pito que inmediatamente invitó a la aurora boreal a un concierto que comenzaba muy bien.

Un bajista que además mostró una performance notable en el escenario desplegando una fascinante capacidad teatral. Las luces eran perfectamente manejadas (tanto mejor... tanto mejor...) El segundo guitarrista, delgado como maratonista, carecía de un miligramo extra de grasa, su pelo liso y blanco le cubria la cara mientras se deslizaba danzando con el sintetizador, provocando las más lisérgicas pulsaciones. La combinación galletas-caño se muestra a la altura del evento. Curiosamente el baterista parecía un hombre más bien piola, retraído, pero atento en marcar un ritmo tan distorsionado como hongos azulosos a las 17.00 en una playa del litoral central y sin haber comido nada desde el día anterior.

Finalmente, tengo que decir, que nunca había visto a nadie culiarse una guitarra de manera tan brutal como Kawabata Makoto, no digo que sea el mejor guitarrista, far from it, solo digo que nadie se culea a la guitarra como este señor. Un espectaculo que oscilaba entre lo erótico y lo explícitamente pornográfico a los ojos de quien supiera mirar.

Su aspecto no podía verlo más que como una balanceada combinación entre Albino (AKA Hernan Gomez) y Washington Rodrigo (AKA Washo). Sí, lo han leído bien, un monstruo y quizás el mejor músico sobre el escenario.

Cuando las drogas alcanzan el nivel más alto de la noche, y el viaje que me transporta a ojos cerrados o abiertos, bailando o solo mirando hacia el techo a las luces, va por muy buen camino. Los tres nipones entonan La Novia y me doy cuenta de que estoy en el mejor concierto en el que he estado hasta el momento. Quien lea debe saber que alguien que suele asistir a uno o dos conciertos semanales tiene una muestra respetable.

El tiempo se distorsiona y aunque la banda se caracteriza por hits radiales de 40 minutos, definitivamente el tiempo adquiría una interesante densidad (tanto mejor... tanto mejor...). Los integrantes de la acida agrupación no dudan en hacer notar su respeto por el carnero oscuro empuñando las manos en la forma de la bestia de tanto en tanto.

Después de un tiempo imposible de determinar (ya dije que el tiempo bailaba en sus escalas?), el monstruo disque lider de la banda cuelga a la exhausta pero feliz guitarra (sonrojada y con los ojos entreabiertos como lo estaría una amante más que satisfecha) de una de las estructuras que sostenían los más que agradecidos focos. Luego mira los pedales y comienza a mostrarnos la poca necesidad que tiene de las cuerdas para empujarnos a viajar.

Finalmente con gran determinación parece notar el momento exacto en que la musica debe comenzar a parar (porque esta musica no se puede detener de un momento a otro, tiene una inercia que debe ser manejada con cuidado), se despide y se va, mientras el resto de los musicos poco a poco abandonan el espacio sonoro y le devuelven su importante rol al silencio.

Me acerco a la barra y pido un vino tinto. Me siento en un borde del lugar y bebo fumando un cigarrillo dificultosamente enrolado. Digiero, regreso, poco a poco, fluye la conciencia entre sus montes y sus valles. Apuro el vaso y me dirijo a la salida, paso junto a AMT y les agradezco el viaje. Enfrento el frío mientras escucho a mis espaldas “Wait!”, giro sobre mis tobillos y Higashi Hiroshi me grita desde adentro “What's your name?”, “Carlos”, contesto yo, a lo que replicó en un muy japones gesto de amabilidad “well, nice to meet you Carlos, thanks for coming”.

En Lyon el viento es capaz de desviar el curso de mi bicicleta, esta noche es tambien capaz de clavarse como agujas en la cara. Siempre es una aventura pedalear en este estado a lo largo de la oscuridad nocturna de las ciudades. Esa oscuridad amarillenta como mis dedos. Ya se verá lo que puede pasar (tanto mejor... tanto mejor...)"

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