20080530

Creando con hallazgos




Tal como en Egipto los templos fueron vandalizados y extraídas sus piedras para construir hogares a los vivos, el día de hoy se atacan y cortan trozos de canciones, películas, fotografías, pinturas... componiendo y reproduciendo de la misma forma que la vida lleva haciéndolo desde el comienzo: canibalizando el entorno.

Esta propuesta, iconoclasta y amante del plagio, es exacerbada por los medios digitales y la modularizacion de las maquinas. Donde antes había una metamorfosis, hoy existe una replicación: nada se crea ni se destruye, solo se combina y reproduce en interminables formas.

Desde los repetitivos samples del hip hop a los stencil en las calles, el fin es extraer segmentos de lo cotidiano, de las grandes y pequeñas obras y darles una trascendencia momentánea, trivializando lo importante al reverenciar todo. Plagio, apropiación, recuperación... elementos validos ante la propuesta de contar nuestra historia, manipulando las letras del periódico para escribir cada diario de vida. Cuando el autor y el sentido dejan de ser relevantes, pero aun persiste la forma. Mutilada y transmutada. Multiplicada. Llevada al éxtasis y luego arrastrada por el suelo. Existiendo. Reflejando que todos los hombres son un solo hombre y todas las obras son una sola, inacabada, pero eterna

Lo que ayer fueron rostros hoy son mascaras que flotan sobre el flujo de los acontecimientos y encallan, se repiten y manifiestan en contextos no imaginados. Mascaras, aun goteando pasado, que toman vida. Replicándose en las paredes y en las manos de quienes recuperan formas y estructuras. Avatares guerrilleros, cada uno arquitecto y arqueólogo a la vez. Recogiendo, moliendo, modelando.
Jugando como un niño con sus bloques.

De esta manera es como formas de arte híbridas, bastardas de nacimiento y nihilistas por elección, coexisten en espacios donde las costumbres de propiedad se deslavan. La obra cambia. El canal de presentación cambia. La galería o el museo guardan los originales que afuera se exhiben en la difusa frontera de la comunicación y el arte. La pared de una fábrica alcanza a albergar tantos bits como la del exclusivo museo en Paris que custodia la mona lisa de Duchamp.

El sampling es por esencia apropiación. Tomar un elemento, aislarlo de su contexto, manipularlo, darle mi olor y mi sentido, sobre cualquier existencia estética anterior. Samples, circuit bending, intervenciones, stencils y okupas…todos imágenes de un mismo ser arquetípico. Cuando tomamos un lugar abandonado y la ocupamos, recuperando espacios para vivir y crear, existe la misma referencia que usar los breaks de batería de Led Zeppelin. Pero la adimensionalidad del espacio virtual permite que coexistan presentes donde la casa está ocupada, donde está abandonada y donde los niños corren en el patio esperando la hora del té. Por cada segmento de material original que se almacena, se estima que este es replicado en promedio 100 veces solo en su forma original. La redundancia y posibilidad de acceso a la información ha cambiado radicalmente la moralidad de la originalidad y el plagiarismo.

Es entonces cuando la propiedad ya no parece tan importante. Cuando ya no limitamos a alguien al apropiarnos de un espacio. Al contrario, construimos nuevos espacios desde los cuales esas mismas personas puedan continuar dibujando caminos, siempre tangenciales a sí mismos.

Y como seguimos siendo humanos, primates programados para imitar y nombrar, necesitamos usar nuevas palabras para reflejar esto. Donde antes fue un genérico “remix” hoy se generan nuevos códigos: remodel, replanned o incluso un simple v/s que intentan definir las distintas formas de abordar la reconstrucción de una canción.

No es el facilismo lo que nos mueve al sampling. No es la apropiación conquistadora de reclamar un espacio para colocar nuestra bandera y adjudicárnoslo. El sampling es una interesante herramienta que nos permite colores y sonidos nuevos. No es ponerle play a un sintetizador de instrumentos y considerar que estamos ante una orquesta. En el sampling hay humanidad y abstracción, matizado con el seductor aspecto de compartir con la maquina los roles de la creación e interpretación musical.

Borges, Duchamp, Sterling y otros tantos han hablado de que no hay nada nuevo y todo esta creado. Amon Tobin nos habla de la posibilidad de tener una orquesta completa en su máquina, pero de que lo importante es poder hacer que la guitarra suene como una guitarra nunca podría sonar. Tomar los elementos y sacarlos de los límites físicos, para luego darles una nueva existencia, la nueva carne que evangeliza Cronenberg.

Es el sampling, en todos sus aspectos, el que lleva al participante a dejar de ser un simple espectador y lo invita a participar en la obra. Trabaja de la misma forma que la web 2.0: nos da la posibilidad de no solo leer contenidos, si no que participar en su creación, edición, critica… ser parte de y no un objetivo. Pone al ciudadano a pie en el lugar del creador, y al creador lo pone a su lado como punto de referencia para reconocer el camino recorrido. Ya no es que los gigantes caminen entre nosotros y debamos dejarles el espacio mientras les rendimos tributos; los gigantes bajaron a nuestra altura y ya no nos tapan el horizonte.

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