Ayer me toco con sus alas el hada verde del absinte. Y fui feliz.

Ebrio por las calles de un mundo perdido, olvidado y hecho de piedras, abolutamente solo y bailando.

Comprendi que llevaba mi casa conmigo con un caracol, una vision del mundo que no tiene que ver ni con el infinito, lo imposible, el amor o el sentido. Que no esta en africa ni en el trafico de estupefacientes, que no tengo 20 años y q lo que me importa es descubrir cuales son los actos, los movimientos en los diferentes espacios en que me muevo, desde el cerro a nature network, que debo llevar a cabo para sentirme en casa donde sea que este.

El hada verde me conto un secrete al oide y lo olvide en la noche.

Pero la huella queda y yo voy a tratar de seguir bailando.